Robert
Hare indicó que las personalidades psicópáticas están presentes
en gran parte de los grupos directivos de las empresas. Un individuo
con tendencia a manipular su entorno para aumentar su poder, su
dominio de otros individuos, con estrategias nada éticas, con
empatía cero, es perfecto para ese y otros puestos. Si entre la
población en general el bueno de Hare señala un índice de un uno
por ciento de psicópatas, en según qué entornos empresariales este
porcentaje debe subir bastante. ¿Y por profesiones?
Esto promete.
Pero cuando a mi agitada imaginación le entra la risa es cuando sumo
mas elementos a ese cóctel peligroso.
Los criminólogos saben que el entorno donde se nace y se desarrolla
una persona es un elemento que aumenta o disminuye los
comportamientos asociales con sus consecuencias: marginalidad,
criminalidad... Eso lo indico de forma sintética.
Otro elemento que influye en los caracteres psicopáticos es el de
las circunstancias sociales ligadas a una época o conflicto temporal
de la sociedad. Es solo de lógica intuir que a mayor número de
oportunidades mas rienda suelta se dá a la necesidad de aprovechar
dichas oportunidades.
El cultural es otro ingrediente a tener en cuenta. Una sociedad que
opina justificando y entendiendo “irregularidades” varias en el
cumplimiento de las normas, da pié a normalizar y vanalizar hechos
delictivos o considerados poco morales. Y no es que me da miedo dar
ejemplos... es que no quiero mostrar el final.
Enumeremos pues: Grupos que “llaman” a los psicópatas + mala
educación + crisis económica + sociedad complaciente... Un buen
caldo de cultivo.
Políticos de España y medio mundo: ¡Reproducíos!
Pero James Fallon en “El psicópata Interior: un viaje personal de
un neurólogo en el lado oscuro del cerebro” va mas allá. Según
él estos individuos son hasta necesarios para la sociedad, en un
sentido sociológico.
Éste neurólogo ha hecho un estudio de los presidentes de su país.
Con ayuda de biógrafos les ha hecho el test de Hare. Los que conocen
el tema saben que es anacrónico y poco sustentable. Pero descubrir
que estos presidentes poseían puntuaciones muy altas en la escala
psicopática es para discernir muchas cosas.
Teodoro Roosevelt, Franklin Delano Roosevelt , John F. Kennedy, Bill
Clinton, Jimmy Carter, Gerald Ford, George Bush padre, George Bush
hijo en ese orden, de mayor puntuación a ir bajando la escala. En
según qué países esto es ya impensable... ¡Qué ni lo pienses!
Fallon indica que si bien la personalidad completa de estos
individuos se escapa del conocimiento de los ciudadanos, sí hay
elementos que nos indican algunos rasgos psicopáticos. Pero lo mas
atrevido por su parte es decir que esos rasgos nos atraen. Sí. Los
buscamos y los elegimos porque tienen esos elementos. Y nos describe
el ejemplo de un administrador. Si la persona que controla nuestras
cuentas tiene que engañar para encontrar mas rentabilidad, muy bien.
Si la persona que nos gobierna tiene que mentir para protegernos, que
mienta.
Y
todo esto en nuestro nombre.
Esta es una reflección soslayada sobre lo que socialmente se elije
como representación. Una conjugación de lineas que señalan porqué
los dirigentes son a medida del colectivo que lo elige. Cabe pensar
si queremos seguir eligiendo a los que nos parecen mas conveniente o
es momento de desvincularnos de este sistema que actúa en nuestro
nombre.
Yo no sé qué persona es la mejor para dirigir un país. Pero no
quiero que en mi nombre un individuo se deje coaccionar en los
círculos de poder y decida, mienta, destruya, deshaga... en el mejor
de los casos. Y como todos los elementos forman parte del sistema no
me gusta ser partícipe de un sistema errático, y muchas veces
criminal. No quiero ser cómplice moral y quien sabe si legal de un
estado que mi nombre toma decisiones para perjudicarme social,
económica, cultural y moralmente.